Administración del Cambio: recomendaciones puntuales

3 de marzo de 2011

La palabra “cambio” se refiere a cualquier situación en donde se dejan determinados comportamientos, estructuras, procesos o principios para adquirir otros que permitan la adaptación a un nuevo entorno o contexto en el cual se encuentra el individuo, sistema u organización. El cambio permite alcanzar una estabilidad, la cual puede ser a veces momentánea o bien un poco más duradera, pero nunca permanente; por ello se dice que “el cambio es constante”.

En las organizaciones, la adopción de nuevas iniciativas que tienen como intención mejorar la forma de trabajo y que por lo tanto implican algún ajuste (aunque sea mínimo)  a una forma de operación acostumbrada, genera incertidumbre y resistencia.

La resistencia al cambio es una respuesta natural a lo siguiente:

  • Incertidumbre. Es la expresión del grado de desconocimiento de una condición futura. La incertidumbre puede derivarse de una falta de información o incluso porque exista desacuerdo sobre lo que se sabe.
  • Posible afectación a nivel personal. Esto responde al temor de perder algo que ya poseemos, ya sea posición, dinero, autoridad, amistades u otros bienes y beneficios que valoremos.
  • Creer que los cambios propuestos no sean los adecuados. Se puede tener la creencia (fundada o infundada) de que los cambios que se están promoviendo no favorecen a los objetivos de la organización, intentando ser los redentores.

En respuesta a esto, la Administración del Cambio busca facilitar el logro de los objetivos de un proyecto en lo que tiene que ver con el involucramiento y el compromiso del personal relacionado. Si bien el tema de Administración del Cambio es muy complejo y no existe por lo tanto una “receta universal” de cómo abordarlo, a continuación se describen 6 posibles estrategias que pueden ser elegidas y combinadas de acuerdo con las características de la organización y la personalidad de sus individuos:

  1. Informar y comunicar. Esto permite contrarrestar la resistencia causada por desconocimiento del tema o por creencias erróneas, la transmisión oportunda de información ayuda a los involucrados a comprender la necesidad del cambio.
  2. Participar e involucrar. Vincular a los individuos en las actividades de implementación del cambio, convirtiéndoles en parte del equipo que los diseña y los pone en práctica, facilitando así su adopción.
  3. Facilitar y apoyar. Es útil cuando los motivos de resistencia son la ansiedad y el temor de no poder hacer las cosas de una nueva manera. Se puede realizar a través de capacitación, orientación así como de charlas informales para escuchar y apoyar a las personas.
  4. Negociar y acordar. Es apropiado cuando alguien va a perder algo a consecuencia del cambio y tiene suficiente poder o razón para resistirlo. Consiste en el ofrecimiento de algún estímulo (económico o no económico) a cambio de apoyo.
  5. Persuación. Influir sobre los demás para lograr su convencimiento.
  6. Imposición. Cuando se obliga a asumir los cambios de manera obligatoria porque se cuenta con el poder y las razones suficientes para hacerlo.

El cambio es un proceso natural que ocurre permanentemente en todos los sistemas naturales y sociales.

La vuelta a los modelos de procesos y el regreso a lo básico de la ISO 9001: el Cliente

14 de febrero de 2011

Después de algún tiempo de haber analizado y experimentado con varios estándares, modelos de referencia basados en procesos, así como herramientas de gestión relacionados con TIC y en particular con el desarrollo de software, como son CMM, luego CMMI, ISO 9001, BSC, MoProSoft, PMBOK, ITIL, COBIT, ISO 20000, ISO 27000, MAAGTIC, entre otros, pareciera que la diversidad de éstos es más amplia que lo que en realidad las organizaciones mexicanas están en posibilidad de adoptar.

Cada uno es un cúmulo de conocimiento extraordinario y cada uno fue creado para algún propósito específico. Hay para todos los gustos: amplios, específicos, sencillos, complejos, verticales, horizontales, mexicanos, extranjeros, costosos, económicos, certificables y no certificables. Podemos sentirnos ofuscados con tal variedad y entonces quisiéramos tener todos en casa, o bien aferrarnos a la idea de que sólo uno es el “one and only”, o mejor aún no tomarlos en cuenta y seguir operando nuestras organizaciones como a la fecha o simplemente aplicar el sentido común.

En realidad, todos los modelos tienen más cosas en común de las que suponemos. En términos de orientación a objetos, es como si existiera una herencia múltiple. Si fuera factible que una organización adoptara todos estos modelos, se daría cuenta que estaría duplicando prácticas, y quizás ni siquiera podría operar eficientemente. Por el contrario, si la organización hiciera una selección fina de aquellos elementos mínimos que verdaderamente le aportan valor y los llevara a cabo con seriedad podría obtener significativos beneficios.

Es común que quienes se inician en el tema de “calidad”, inicialmente hayan tenido acercamiento con la ISO 9001, estándar muy posicionado en el ámbito industrial, farmacéutico y químico. Pero ISO 9001 no está “de moda” en el ámbito de las TIC dado que existen tantos  modelos en la actualidad. Además si la naturaleza de las TIC y sus profesionales es estar creando y adoptando nuevas tecnologías,  ¿quién pensaría en voltear a ver ISO 9001 existiendo otras cosas más exquisitas y sofisticadas?  

Sin tratar de defender a ISO 9001 como el “one and only”, pero sí reconociendo que su planteamiento es integral y puede ser interpretado al ámbito de los procesos de TIC (con un poco de imaginación y esfuerzo), en particular hay una cosa que en esta ocasión me parece importante resaltar y que aunque a veces ya nos parece trillado, lo pasamos por alto y es de lo mejor de su filosofía: EL ENFOQUE AL CLIENTE.

Las organizaciones dependen de sus clientes. En la medida de que una organización genere productos o servicios que satisfagan las necesidades de un conjunto de interesados, será vigente. Si el cliente está dispuesto “a pagar o reconocer” por los productos y servicios que genera la organización, significa que éstos le son de valor. Si la organización genera confianza e incrementa la capacidad en sus procesos para generar productos o servicios de calidad que logren la satisfacción del cliente, será competitiva.

El enfoque al cliente, no es hablarles bonito o tratarlos con amabilidad. Es entender sus necesidades reales (no sólo sus requisitos técnicos explícitos) y generar un producto o servicio que satisfaga esas necesidades y le aporte valor. Suena simple y trillado, pero es más profundo de lo que parece.

  • ¿Usted sabes quiénes son sus clientes?
  • ¿Conoce cuáles son sus necesidades?
  • ¿Qué está haciendo actualmente para satisfacerlas?

Tere Ventura.