Del fordismo a la automatización del trabajo mental

9 de abril de 2015

Resumen del libro

Cada vez que se aborda el estudio de la economía mundial  en nuestros días, tarde o temprano destaca como uno de los grandes rasgos distintivos del proceso social de producción el papel singular que juegan las industrias de telecomunicaciones y la de informática. Como quiera que se le juzgue, es indiscutible que no podemos lograr una representación adecuada de las actuales aplicaciones tecnológicas de la ciencia y de las revoluciones en el proceso capitalista de trabajo sin el estudio de estas ramas de la economía mundial. Con la reciente convergencia entre las industrias de telecomunicaciones, la de informática y la de entretenimiento se ha reforzado la tendencia de la economía mundial hacia un peso creciente de la economía de la información, donde la producción material típica de la industria capitalista de las formas anteriores del plusvalor relativo ha estado acompasada de manera cada vez más estrecha con aquella. La base tecnológica de este nuevo fenómeno la tenemos en los sistemas automáticos integrados, donde la computación digital es su figura central y las redes –principalmente las de fibras ópticas y las satelitales-, sus medios de transmisión correspondientes.

Los progresos tecnológicos últimos han ido más lejos: no sólo han multiplicado las redes tanto en su número como en su variedad, sino que además, han dado un salto de calidad al integrarlas en una sola red de redes. Nos referimos a Internet. Con esta red global nos enfrentamos a una discusión de mayor alcance: la relacionada con la construcción por el capital de una nueva infraestructura global de información funcionando en tiempo real. Sin embargo, aunque de corte planetario, esta infraestructura presenta notables diferencias entre las regiones económicas, marcadas, entre otras, por la concentración y acumulación del capital, el desarrollo capitalista o la escasez de éste, la forma particular de asociación: si es mediante un bloque económico o a través de acuerdos comerciales regionales, bilaterales, etc.

Mas para que la economía mundial haya llegado a este punto, se necesitaron revolucionar las condiciones técnicas y sociales del modo capitalista de producción. Agotado el fordismo como forma particular de obtención del plusvalor relativo, desde mediados de los años ochenta del siglo anterior estamos presenciando una revolución del proceso laboral basada en la automatización del trabajo mental con base en las computadoras aplicadas a la producción, particularmente en las tareas de control, lo que constituye nuestra primera hipótesis. Pero no se ha limitado a esta esfera. Ha refigurado las condiciones generales objetivas del proceso social de producción con los importantes cambios tecnológicos ocurridos en las ramas de telecomunicaciones, transportes y de la información, base de nuestra segunda hipótesis.

Estas son, por tanto, las hipótesis principales de las que se ocupa este trabajo y en torno a ellas construiremos nuestra línea argumental. Retomamos, por tanto, el enfoque de la Crítica de la Economía Política de Carlos Marx, particularmente en lo referido a su concepción del proceso capitalista de trabajo y a las formas de plusvalía relativa que le son inherentes, lo que nos lleva al estudio de los factores objetivos y subjetivos del proceso laboral y de sus elementos constitutivos: las facultades físicas e intelectuales de la fuerza de trabajo, la naturaleza particular de su asociación en la nueva revolución laboral; el objeto y los medios de trabajo empleados, el resultado de la producción, sus condiciones, la forma particular del control tanto al interior del proceso inmediato de trabajo como en la producción global, todo esto analizado bajo los cambios ocurridos tanto en sus condiciones técnicas como en las condiciones sociales de la producción capitalista. ¿Cómo se produce la articulación de los componentes del proceso laboral bajo la transformación de tales condiciones? Es lo que da cuerpo a esta investigación.

Una vez expuesto lo anterior, finalizamos con el estudio de los cambios ocurridos por la revolución laboral en dos de los elementos del proceso de valorización del capital y de la teoría del valor misma que se han mantenido en el debate por su estrecha relación con fenómenos nuevos, como el peso del conocimiento y de los llamados servicios: el carácter del trabajo productivo y el trabajo improductivo, y si existen otros elementos en los componentes del valor de la mercancía.


* Esta obra se puede adquirir en la Red de Librerías de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Título: Del fordismo a la automatización del trabajo mental.

Autor: Miguel Ángel Lara Sánchez. Correo: melasa17@comunidad.unam.mx

Edición a cargo de la Univesidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Aragón. México.

Copyright 1a. Edición 31/Octubre/2014

DR. 2014 Universidad Nacional Autónoma de México.

ISBN: 978-607-02-5942-5

Los Servicios en la Economía del siglo XXI

23 de mayo de 2014

Un enfoque desde la Crítica de la Economía Política

Miguel Ángel Lara Sánchez[1]

www.misdiasenlavia1.blogspot.com

Resumen

El presente ensayo tiene por objeto una aproximación al estudio de los servicios en el mundo actual, valiéndonos de la concepción que sobre el particular tiene la Crítica de la Economía Política de Carlos Marx, que no necesariamente es igual a la visión convencional de los servicios. Partiendo del reconocimiento del peso fundamental que tienen los servicios en el empleo total mundial, se analiza lo distintivo de éstos con respecto a la producción mercantil en general y de manera particular se ubica su importancia en la forma actual de producción de plusvalía relativa basada en las aplicaciones crecientes de la computación digitalizada, que revolucionó el proceso de trabajo capitalista basado en el fordismo.

Summary

This essay aims to an approach to the study of services in today’s world, availing ourselves of the conception that is the Criticism of the Economy Policy of Karl Marx, which is not necessarily equal to the conventional view of the services. On the basis of the recognition of the essential weight of the services in total world employment, we discusses distinctive of these with respect to commodity production in general, and in particular its importance lies in the current form of production of relative surplus value based on growing applications of the digital computer that revolutionized the capitalist process of work based in Fordism.

Introducción

Uno de los rasgos nuevos de la economía mundial consiste en el peso creciente que los servicios fueron teniendo después de la Segunda Guerra Mundial y sobre todo en la medida que el fordismo fue dejando su lugar preponderante como forma de extracción de plusvalía relativa a fines de los años sesenta del siglo anterior. De ocupar un papel secundario en la contratación de fuerza de trabajo, en la actualidad la estadística oficial mundial lo registra como el sector de mayor empleo de brazos humanos.

Sin embargo, aunque esto refleja los cambios históricos en la concentración de fuerza de trabajo en la actividad económica, la manera convencional en que se tipifican los servicios suele incluir actividades que en sentido estricto no lo son, como las de la mayoría de los trabajadores que laboran en el sistema financiero. Haciendo uso de la concepción de Carlos Marx que sobre los servicios establece en El Capital y en su Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía, estudiaremos con mayor detalle aquellas actividades relacionadas con esta órbita particular de la producción capitalista, limitándonos en este ensayo a sus aspectos cualitativos, es decir, a la exposición de los aspectos fundamentales del proceso de trabajo del cual brotan.

¿Qué son los servicios?

Por lo regular, la producción arroja como resultado del trabajo cierta clase y un volumen determinado de mercancías, pero no siempre. Existen procesos laborales de los cuales no se extrae un objeto material como resultado; es el caso de aquellos donde el valor de uso de la fuerza de trabajo no se puede autonomizar de su creador y por tanto se consumen al mismo tiempo que en que se producen.[2] Estos dos momentos no están disociados y no se pueden autonomizar uno respecto del otro, lo que constituye el rasgo determinante de los servicios. De esta forma singular de la producción capitalista se pueden desprender dos resultados: uno, que el valor de uso no pueda asumir una forma tangible, no pueda existir como tal, separado de su creador, en el intervalo que separa la producción del consumo[3]. El segundo, que sí pueda materializarse como mercancía y logre una existencia independiente en el intervalo de las dos esferas.[4] Para la época en que Marx escribió El Capital, ejemplos del primer caso los tenemos en los actores, artistas, médicos o profesores, en los payasos, curas, en la prostitución y en general los asociados a los placeres. Por el contrario, servicios que sí cobran cuerpo en objetos materiales tangibles son los de los pasantes empleados en los bufetes de abogados, los escritores o los colaboradores contratados para la elaboración de obras colectivas como enciclopedias.

Mención aparte merece una industria particular: la de locomoción, que tiene de particular con respecto a las restantes el desplazamiento. Este último se desdobla en dos clases particulares de desplazamiento: el relativo a las mercancías y al de personas. Sobre el primero, ya se trate de materias primas básicas o de productos parciales de trabajo, su característica consiste en que al cambiar de lugar se modifican sus valores de uso merced al desplazamiento. En el segundo caso, el desplazamiento de personas asume la forma de servicio, un servicio que por cierto no puede autonomizarse en una mercancía corpórea.[5]

Estos son, pues, los procesos laborales que en el siglo XIX se identificaban con los servicios y para ese entonces, momento en que la gran industria maquinizada constituía la forma dominante de la producción de plusvalía relativa, eran relativamente secundarios en la creación de riqueza. Pero casi siglo y medio después se modificó la importancia de los servicios en la producción capitalista, no sólo por el aumento de las profesiones, de las actividades de recreación y entretenimiento o por las educativas, sino además, por los cambios en las condiciones técnicas y en las sociales de la producción capitalista, particularmente de aquellas que tienen que ver con la revolución actual del proceso de trabajo basado en la computación digital.

Los servicios en el siglo XXI

Si atendemos a la manera en que la fuerza de trabajo mundial empleada se encuentra concentrada en los tres grandes componentes de la producción, veremos que , como se puede ver en los Cuadro 1 y 2, en el año 2000 la agricultura ocupaba el 40% del empleo total, la industria el 20.4% y los servicios el 39.1%. Once años más tarde, la proporción cambia al 34.1%, 22.1% y 43.8%, respectivamente, con lo que los servicios registran el mayor volumen de empleos, al ocupar a 1,350,900,000 trabajadores. Por regiones, destacan en la concentración de empleos en los servicios las economías desarrolladas y la Unión Europea con el 74.1%, América Latina y el Caribe con el 62%, Europa Central y Sudoriental más la Comunidad de Estados Independientes con el 53.8% y Medio Oriente con el 57.6%, todas ellas con más de la mitad de su fuerza de trabajo empleada en los servicios, aunque de naturaleza diferente, pues los ubicados en las economías desarrolladas se encuentran más concentrados en las ramas económicas del trabajo complejo en tanto que los de las economías subdesarrolladas tienen que ver más con las esferas del trabajo simple o relativamente simple. En términos globales, la agricultura acusa una tendencia hacia la disminución progresiva del empleo, la industria una situación relativamente estable, mientras que los servicios han ido en aumento.

La época fordista incubó los elementos tecnológicos y preparó las transformaciones sociales que no sólo la llevarían a su apogeo sino además a su cambio por esa otra forma de producción de plusvalía relativa. La invención del transistor primero y después del microprocesador, de las fibras ópticas y de la luz como medio de conducción; del lenguaje binario, de la modularidad y de la miniaturización de numerosos elementos del capital constante dieron como resultado la automatización de las tareas de control bajo formas digitalizadas con la aparición del computador digital.[6] A este revolucionario cambio tecnológico se le agregaron nuevas formas sociales del trabajo como la flexibilidad, el trabajo por equipos, el toyotismo y la combinación del trabajo manual con el intelectual, por citar algunas de las más relevantes. Todo esto revolucionó el proceso laboral y creó sus correspondientes condiciones generales objetivas del trabajo social, es decir, sus novedosos medios de comunicación y de transporte como las telecomunicaciones, la informática y de manera particular Internet. Asimismo, modeló bajo su nuevo espectro tecnológico a las ramas clásicas de comunicaciones y transportes: el ferrocarril, la industria naval, la aviación y el transporte terrestre, dotándolas de mandos computarizados y de numerosos cambios tecnológicos, entre los que destacan la turbocompresión, el fuel injection, la aplicación de los contenedores, el desplazamiento por levitación magnética y nuevas fuentes de energía, entre las que destacan la nuclear y la solar.

Para una mayor comprensión, podemos clasificar los servicios en digitalizados y no digitalizados. De estos últimos, repasemos los que han perdurado desde la gran industria maquinizada del siglo XIX. En primer lugar, tenemos los dedicados a la enseñanza. En países como Alemania, de un total de 39,738,000 empleos, el 6.21% es trabajo docente. Otras ramas de servicios lo son las actividades de salud y asistencia social, con el 12.22% de los empleos; y el ramo de Otras actividades de servicios,con el 2.86%. Suman el 21.29% del empleo total en ese país. Pero estas apenas son las ramas claramente dedicadas a los servicios, pues existen otras que la estadística y las apreciaciones convencionales incluyen tanto servicios como trabajos que producen mercancías, como se puede apreciar en el Cuadro 3.

CUADRO 3. EMPLEO EN RAMAS DE SERVICIOS COMBINADAS CON PRODUCCIÓN DE MERCANCÍAS EN ALEMANIA. 2012
RAMAS % DE EMPLEO
Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas 13.49
Transporte y almacenamiento 4.74
Alojamiento y de servicio de comidas 3.90
Información y comunicaciones 3.19
Actividades financieras y de seguros 3.3
Actividades inmobiliarias 0.69
Actividades profesionales, científicas y técnicas 5.16
Administración pública y defensa, planes de seguridad social de afiliación obligatoria 7.01
Actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas 1.38
Actividades de los hogares como empleadores, actividades no diferenciadas de los hogares como productores de bienes y servicios para uso propio 0.57
Actividades de organizaciones y órganos extraterritoriales 0.07
TOTAL 43.50
FUENTE: Construido con base en información de: ILO. LABORSTA Internet. 2012 Total employment and hours of work by economic activity (Section), 2004-2011 - Not seasonally adjusted

Veamos algunos ejemplos de esta combinación de servicios con producción mercantil: En la industria del transporte y almacenamiento, los primeros son trabajos dedicados al desplazamiento tanto de mercancías como de personas, por lo que en este último caso estamos ante la prestación de un servicio. Las actividades de almacenamiento tienen que ver con el desplazamiento de las mercancías para ser guardadas en un espacio específico, por lo que no caben en la definición de servicio. En el caso de las inmobiliarias, cuando un trabajador se encarga de mostrar el inmueble y sus cualidades útiles, nos encontramos ante un valor de uso que el probable comprador está consumiendo al mismo tiempo que se le están indicando las características del inmueble, con lo que nos encontramos ante un servicio. Pero en las corporaciones dedicadas a la compra-venta de bienes raíces no sólo existen este tipo de trabajadores. También los hay quienes se encargan de la gestión y administración, y la mayoría de estas actividades generan productos autonomizados de sus creadores como reportes, oficios, programas, facturas, etc., ya sea en papel o digitalizados. No se diga de aquellos dedicados al mantenimiento de los inmuebles. Las mercancías que son el objeto principal del intercambio no se mueven de lugar, pero sus títulos de propiedad sí cambian de manos, dejando una estela de productos parciales en el proceso de su transferencia. Y ya que tocamos las actividades administrativas, veámoslo a detalle.

En una corporación dedicada a la administración o en uno de los millones de edificios administrativos con que cuentan los grandes monopolios coexisten una variada serie de trabajos. Aquellos que se encargan de la recepción física de sus visitantes o quienes se dedican a la atención personalizada vía telefónica despliegan un valor de uso que no se puede autonomizar de su persona; son servicios. En la misma categoría tenemos a los millones de trabajadores que asean tales instalaciones. Los servicios dedicados a la recepción tanto física como telefónica pueden arrojar como resultado un producto material como un papel o un registro digitalizado una vez que se termina de atender al usuario. Pero en el caso de los aseadores esto no sucede. El trabajo de oficina o administrativo es el de mayor cuantía en estos lugares. Por lo general su objeto radica en el procesamiento de información bajo sus distintas formas. El valor de uso de los trabajadores administrativos comprende el cálculo, análisis, búsqueda, ordenamiento, desglose y síntesis, almacenamiento, conciliación, carga y descarga, etc., del fragmento de información a su cargo. Y todo esto hasta fines de los años ochenta del siglo anterior generaba un alud de papeles, que con el advenimiento de las microcomputadoras paulatinamente se han ido sustituyendo por reportes, archivos y bases de datos digitalizados; en varios casos a mayor velocidad hasta casi alcanzar uno de los ansiados objetivos del capital, la oficina sin papel. Todos estos trabajos no son servicios sino creadores de mercancías (la mayoría productos parciales), aunque muchas de ellas sean intangibles.

Pasemos ahora a los trabajos de telemercadeo. La atención del usuario es directa y en tanto se exhiben las cualidades de los productos o mientras se levanta un reporte de daños, ocurre que el acto de producción no está disociado del acto de consumo por el usuario. Son servicios que no pueden dejar huella o que pueden cristalizar en reportes levantados, en papel o digitalizados.

Como ya se puede ver en estos ejemplos, con la revolución del proceso laboral a base de la computación digital se produjeron diversas transformaciones tanto en la producción mercantil como en los servicios. En los procesos de flujo continuo como los dedicados al procesamiento de información, con el uso del lenguaje binario se lograron digitalizar una gran variedad de productos parciales que cobraron cuerpo en hojas de cálculo, procesadores de textos, bases de datos, presentaciones, etc. La programación misma automatizó numerosos procesos parciales de trabajo y todo esto generó una clase particular de mercancías cuya peculiaridad estriba en ser intangibles. Es producción material, sólo que bajo este estado físico, y a menudo se le confunde con servicios debido a su carácter.

Esta forma intangible de las mercancías es común encontrarla en los procesos de trabajo cuyo objeto es la energía en sus diversas formas, salvo la proveniente de los hidrocarburos, que genera una vasta producción material tangible. En el caso de la telefonía, la energía sonora proveniente de la voz del usuario se convierte a cadenas de bits y es transportada a través de un complejo de medios de transmisión que comprende redes de cobre, fibras ópticas, cable coaxial y ondas, que en el lugar y el aparato telefónico de destino se vuelve a transformar en energía sonora para hacer posible la llamada telefónica. Este es un servicio, ya se estudie bajo las formas maquinizadas de plusvalor relativo o bajo la actual: la computación digitalizada. Logrará autonomizarse cuando un usuario no encuentra al otro y deja el mensaje en una grabadora. En este último caso el tiempo de producción está separado del momento de su consumo por el usuario de destino. Bajo la figura común a nuestros días, es decir, como sistema de telecomunicaciones, no sólo viajan las señales de telefonía, sino además las correspondientes a la transmisión de datos, de imágenes y de video.

En la convergencia de las telecomunicaciones con la informática y la industria del entretenimiento el capital extrae plusvalía de una multitud de procesos laborales cuya producción material es tangible e intangible, con una cualidad adicional: que una mercancía o un servicio pueden asumir diversas formas de manifestación. Un concierto de música puede producirse en vivo en una localidad determinada y ser transmitido simultáneamente por Internet a escala planetaria. Quienes lo ven de estas dos maneras están disfrutando un servicio; pero este evento se graba, se convierte al lenguaje binario y termina por venderse posteriormente en un disco compacto, como una descarga de un portal de música en Internet o como parte de un paquete de descargas al comprar un aparato telefónico o un Ipod. Lo que fue en su origen un servicio, terminó por autonomizarse y cristalizó en un producto separado de sus creadores, los artistas que dieron el concierto. Lo mismo puede darse con los payasos en un circo, con los actores de una obra de teatro o en los espectáculos de futbol y deportivos en general. Se produce, por tanto un proceso de flexibilización de las formas que asume el producto final en estos casos y que a su vez incide en un fenómeno económico nuevo: la flexibilización en la realización de la plusvalía debido a que cada forma diferenciada que asumen estos valores de uso constituye un mercado distinto. La flexibilidad del trabajo, rasgo distintivo de la época posfordista, se presenta también como flexibilidad de la circulación del capital.

Cuando la computación automatizó las tareas de control, ya sea del ser humano y/o de un mecanismo, tocó las puertas de la automatización del trabajo mental. En su versión ya madura, un computador puede realizar funciones lógicas, de cálculo y de almacenamiento. Todo dependerá de la manera en que programe su funcionamiento. El programa consiste en un conjunto sistematizado de instrucciones de trabajo a realizar por la computadora o por un sistema automático. En este caso quien programa produce ideas transformadas en un programa de cómputo o software; son productos del trabajo mental y conforme avanza la cibernética, la microelectrónica, la Física, la Óptica y aquellas ciencias conectadas con la computación, se va objetivando el trabajo mental y ello va produciendo una gran variedad de mercancías digitalizadas, tangibles e intangibles. Esto lo podemos observar de manera singular en Internet. Cada uno de los millones de páginas, blogs, etc. es resultado de aplicaciones de software en sus múltiples aplicaciones, la mayoría de ellas arrojando mercancías digitales, esto es, productos de trabajo intangibles que se autonomizaron de sus creadores. Un anuncio, una fotografía, un video subido a un portal, un documento digitalizado, etc., todos ellos tienen en común esa separación con respecto a la fuerza de trabajo que los creó, y que a menudo se confunden con servicios. ¿Significa que por Internet no transitan servicios? No es así. Cuando hacemos uso de un programa para realizar llamadas telefónicas y/o conferencias a través de Internet, con o sin uso de video, nuestro computador y la red se encuentran desplazando la voz de un punto a otro, con lo que el valor de uso se consume al mismo tiempo en que se está produciendo. Si uno acude a un soporte técnico ante la empresa que renta el acceso por algún desperfecto en la transmisión, la atención de los técnicos se produce en tiempo real, y el valor de uso de estos últimos no se autonomiza, no se objetiva en algo material, ya sea tangible o intangible, salvo el reporte levantado para su registro. El correo electrónico deja mensajes que por lo regular se ven después de que alguien los escribió. Pueden durar minutos, horas o días para abrirlos, con lo que son mercancías intangibles; pero si la comunicación se hace por medio de un chat, la emisión y recepción son simultáneas, el desplazamiento de la energía sonora convertida en trenes de pulsos binarios se consume al mismo tiempo que se está generando y nos encontraremos por tanto ante un servicio. Así, Internet constituye un medio de transportación de mercancías y servicios digitalizados, en él confluyen una vasta diversidad de procesos laborales y un gran número de mercados diferenciados que flexibilizan tanto la producción como la circulación de plusvalía. Internet no es sólo una red compleja de transmisión, sino principalmente una red integrada de autómatas llamados servidores y computadoras terminales, de alcance planetario y constituye la mayor condensación de mercados multiformes en un solo espectro tecnológico que haya creado la humanidad hasta el momento. Es el punto de confluencia del desarrollo inusitado de la división social del trabajo que ha producido la automatización digitalizada y cuna del florecimiento tanto de nuevas mercancías como de innovadores servicios.

Septiembre de 2012

BIBLIOGRAFÍA

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Coriat, Benjamín. 1992a. El taller y el robot. Ensayo sobre el fordismo y la producción en masa en la era de la electrónica. México: Siglo XXI, Ed.

-          1992b. Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa japonesa. México: Siglo XXI,  Ed.

Dabat, Alejandro. 2004. Revolución informática, globalización y nueva inserción internacional de México. México: FE/UNAM

Marx, Carlos. Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía. Buenos Aires: Ed. Américaviva. “fecha de publicación desconocida”.

-          1980. El Capital. Crítica de la Economía Política. México: S. XXI, Ed.

Mercier, P.A.; Plassard, F. y Scardigli, V. 1985. La sociedad digital.  B. Aires: Ed. Ariel.

OECD. 2009. Communications Outlook 2009, Ginebra.

Selg, Hakan. 2007. The pricing of digital content. What are the users willing top pay for? en: Cunningham, Paul and Cunningham Miriam. Expanding the knowledge economy, Issues applications, case studies. Netherlands: IOS Press.

WEBGRAFÍA

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http://www.4shared.com/get/eUXJ7QHT/Castells_Manuel_-_La_galaxia_I.html

De la Garza   Toledo,  Enrique. 2010. Hacia un concepto ampliado de trabajo: del trabajo clásico al no clásico. México: [citado 2012-03-09]

http://docencia.izt.uam.mx/egt/publicaciones/libros/Haciaunconceptoampliado/indice.htm

OIT. 2012a. LABORSTA Internet. Short term indicators of the labor market. STI (E). Última actualización: 2012-06-22.  Department of Statistics. [citado 2012-07-18]. http://laborsta.ilo.org/sti/sti_S.html

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http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/—publ/documents/publication/wcms_168095.pdf


[1] Profesor en la Carrera de Economía, de la FES/UNAM Aragón. Doctor en Economía por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México con especialización en Economía Internacional y Economía de la Tecnología. Correo electrónico: melasa17@gmail.com

[2] “Hay, por el contrario, casos en que la producción no puede separarse del mismo acto de creación.” Marx (s/f : 224 ).

[3] Ibid., p. 223

[4] “Hay ciertos servicios o ciertos valores de uso, resultado de ciertas actividades o de ciertos trabajos, que se materializan en mercancías; otros, en cambio, no dejan tras de si ningún resultado tangible, distinto de las personas que los realizan, o bien dejan resultados que no pueden venderse como mercancías.” Ibid., p. 221

[5] Para mayor detalle sobre esta particular industria, véase Marx, op. cit., p.224 y Marx (1980: II, Vol 4).

[6] Hacemos esta distinción, pues los computadores basados en la tecnología electromecánica o en la electrónica de tubos de vacío (comúnmente llamados bulbos) ya existían bajo la época fordista desde los años de la Segunda Guerra Mundial y no provocaron la transformación del proceso de trabajo capitalista debido a que por su naturaleza no pudieron incubarse en los núcleos de la producción, sino que por varios años –hasta la invención del microprocesador en 1973-, se mantuvieron al lado de la misma, es decir, en el procesamiento de grandes volúmenes de información y en el sistema financiero. Sólo hasta que el computador se miniaturizó  es que pudo aplicarse a los mecanismos de control de los sistemas maquinizados y que pudo entrar a gobernar los núcleos productivos de las ramas productivas de mayor importancia en la valorización del capital a nivel mundial.

Bitcoin, el dinero digital

23 de mayo de 2014

BITCOIN, EL DINERO DIGITAL

Miguel Ángel Lara Sánchez[1]

Resumen

El presente material tiene como propósito el estudio inicial de un fenómeno nuevo en la economía mundial, particularmente en el proceso de intercambio. Nos referimos a la aparición de una moneda cuya naturaleza se corresponde con la actual revolución del proceso de trabajo capitalista basada en la automatización de las tareas de control apoyándose en la computación digital. Hasta el momento el sistema monetario internacional se asienta sobre la forma y manifestaciones clásicas del dinero. Pero apenas hace unos cuantos años surgió una criptomoneda, el bitcoin, producto del desarrollo del comercio electrónico, de naturaleza binaria y no fiduciaria. La fijación de las bases esenciales de esta moneda y de su peso actual en el dinero mundial es lo que nos proponemos estudiar en este ensayo.

Abstract

This material is intended initial study of a new phenomenon in the global economy, particularly in the exchange process. We refer to the emergence of a coin whose nature we match the current revolution in the capitalist labor process based on automation of control tasks relying on digital computing. So far the international monetary system is based on the classic shape and manifestations of money. But just a few years ago came a criptocurrency, the bitcoin, a result of electronic commerce development, binary in nature and do not fiduciary. Fixing its essential foundations and its current weight in the world money is what we intend to explore in this essay.

Introducción

Las formas de producción maquinizadas y particularmente la fordista hace aproximadamente tres  décadas que dieron paso a la producción basada en el control computarizado. A partir de los procesos de miniaturización del capital constante derivados del desarrollo de la microelectrónica, que han dado lugar a la fabricación de microprocesadores cada vez más pequeños pero con capacidades de trabajo mucho mayores, la producción mundial se ha revolucionado. La aparición de internet, los desarrollos en banda ancha, en el uso del lenguaje binario y en general las revoluciones tecnológicas asociadas con la nanotecnología, la medicina, la genética y las formas de conducción de las señales, por citar algunas de las más importantes, nos han brindado una nueva fisonomía del resultado del trabajo humano. Ya no es  únicamente la “descomunal acumulación de mercancías” tangibles, como apuntaba Marx en una de sus obras previas a El Capital, sino que ahora se han agregado una multitud de mercancías intangibles y de servicios, gracias a la aplicación masiva del lenguaje binario.

Producto de esta nueva realidad, el comercio electrónico ha ido de aumento en aumento hasta hacerse de un lugar propio en el intercambio mundial. Desde su origen, su propagación se ha producido a través de la contradicción entre la masa de mercancías derivadas de la computación digitalizada y sus formas de intercambio.

¿Cómo hacer que dentro del comercio electrónico el intercambio de mercancías y de servicios no estuviese condicionado a las transferencias de dinero mediante tarjetas de crédito o de débito, esto es, al dinero plastificado o a las transferencias bancarias de la moneda que sirve de dinero mundial, los dólares? ¿Cómo, además, garantizar la seguridad en las transacciones, cuando se sabe que en las transferencias electrónicas existe siempre el riesgo de fraude cibernético? Todo esto dio lugar a una búsqueda persistente por encontrar el medio apropiado de intercambio para el mundo digital: una moneda también digital, la llamada bitcoin.

El bitcoin es una moneda electrónica de reciente creación, apenas puesta en operación en 2009. Satohi Nakamoto, el seudónimo de su creador o creadores, la define como “un nuevo sistema de dinero electrónico que es totalmente persona a persona (peer-to-peer) sin el concurso de terceros”[2]. Se instaló en el portal digital sourceforge.net para su descarga y su primera operación consistió en una transacción entre su autor y Hal Finney por un total de 100 bitcoins. En febrero de 2010 actúo como medio de intercambio entre dos mercancías tangibles.[3]

Por lo regular, el dinero es emitido por los gobiernos nacionales o bien, éstos autorizan a ciertos bancos a realizar emisiones por determinado monto, es dinero fiduciario; pero los bitcoins no están ligados con ninguna autoridad política. A través de Internet existe una Fundación  Bitcoin encargada de su funcionamiento, así como la red Bitcoin, compuesta de un gran número de nodos.

La emisión de bitcoins se produce mediante programas. ¿Cómo empieza su proceso de creación? Cuando de entre los nodos de la red Bitcoin, una clase particular de ellos, los nodos generadores, llamados también mineros, emiten un bloque que contiene máximo 25 botcoins. Los bloques van acompañados de un problema criptográfico, el cual se tiene que resolver para poder acceder a los bitcoins. En sus inicios, la solución a ellos se podía realizar desde un CPU, pues el grado de dificultad era relativamente sencillo;  pero conforme se fue afirmando el bitcoin en el intercambio, aumentó considerablemente el grado de dificultad de los problemas, de tal suerte que ya no es suficiente la potencia de un CPU convencional sino que ahora se deben tener ordenadores de alta capacidad con programas más sofisticados para iniciar desde la búsqueda de un nuevo bloque hasta la solución del problema que le permite abrirlo. Y esto en la actualidad se hace mediante el trabajo colectivo de muchos mineros empleando software de extracción adaptado a tarjetas gráficas. Estos mineros se han agrupado en entidades independientes (pools), por lo regular compuestas de especialistas en cibernética, que compiten por encontrar las respuestas de los bloques en el menor tiempo posible. A manera de ejemplo, “El 30 de julio de 2012, en el bloque 191 520, la dificultad marcó un máximo histórico y superó por primera vez el grado de dos millones, con una potencia de procesamiento de 14 terahashes/segundo. Un año y medio después, en enero de 2014, la dificultad se multiplicó por 1000 hasta alcanzar prácticamente el valor de 2000 millones, con una potencia de procesamiento de 14 petahashes/segundo (14 000 000 000 000 000 de hashes por segundo).”[4] Para mediados de febrero de 2014 la dificultad rebasa los 3 mil millones (ver Gráfica 1).

Gráfica 1. Dificultad para encontrar un nuevo bloque

Fuente: BLOCKCHAIN.[5]

Por lo tanto, el tiempo de trabajo necesario para la creación de un bitcoin es, como en todas las mercancías, la magnitud de trabajo necesario desplegado y socialmente determinado, que abarca el trabajo muerto empleado, tal como el desgaste de los computadores de alta y mediana capacidad, el software, y el trabajo vivo: el del gran número de especialistas en computación dedicados a descubrir los bloques y encontrar la respuesta a los problemas encriptados.

Al fin mercancía no corpórea, intangible, pero mercancía al fin, el bitcoin no escapa a las propiedades de la mercancía en general: tener valor y valor de uso. Por lo que respecta a este último, el bitcoin no es una mercancía común y corriente, sino una mercancía que funge como dinero, pero bajo forma digitalizada; es criptodinero, para ser más exactos.[6] Y como tal, sirve de medida de valores y de medio de intercambio, aunque limitado por su reciente creación. A comienzos de 2014 se le emplea en decenas de miles de tiendas, aunque la mayoría de ellas siendo parte del comercio vía internet. Las menos, de comercio de mercancías tangibles como productos electrónicos, instrumentos musicales, metales preciosos, videojuegos, alimentos, o servicios, entre los cuales se cuenta el turismo. Aunque moviéndose en una plataforma digital que da soporte a una gran variedad de mercados, Internet, y con ello encontramos que esta nueva moneda es de circulación nacional e internacional, sin embargo, aún no se puede afirmar que nos encontremos ante una mercancía que funge como dinero mundial. y no sólo por su todavía limitado radio de acción, sino además por la inseguridad de las compras con bitcoins a través del sistema paypal o de las tarjetas de crédito o débito.

Esta moneda opera mediante direcciones electrónicas únicas con las que cuenta cada usuario, comprador o vendedor, y una firma personal o clave privada, también digital. Las transacciones se realizan mediante encriptamiento, es decir, por cada vez que se envía y/o recibe dinero en forma de bitcoin, ocurre una transferencia de datos binarios encriptados de dirección a dirección. Para cada operación existe una cadena única de caracteres binarios, de tal forma que sólo se pueden emplear para una transacción, y no para dos o más.[7]

Por otra parte, el bitcoin también ya actúa como medio de atesoramiento, igualmente limitado, como en la función anterior. Pero como medio de intercambio, el bitcoin tiene la característica de que la compra/venta de mercancías o servicios se hace al contado. No existe la función del dinero como medio de pago a futuro, como sucede con las letras de cambio, los pagarés, etc.

Por lo que se refiere a su valor, no expresa sino el cuanto de trabajo complejo de los pools de matemáticos y/o cibernéticos empleado para descifrar  los problemas criptográficos, que va disminuyendo debido a que se les pone a competir para encontrar la solución en el menor tiempo posible. Pero su valor de cambio, esto es, su precio, ha variado notablemente con el tiempo. A unos cuantos meses de lanzado a la circulación digital, el bitcoin  apenas se intercambiaba por unos cuantos céntimos de dólar debido a su escasa circulación y a la desconfianza que se le tenía por los continuos fraudes cibernéticos.

A partir de principios de 2011 ya se cotizaba en un dólar por bitcoin y desde mediados de ese año se ha ido apreciando hasta rebasar los mil dólares por bitcoin a finales de 2013. En lo que va del año su equivalencia con el dólar tiende a estabilizarse,  rebasando los 600 dólares por unidad a febrero de 2014. (Ver Gráfica 2). Esta rápida apreciación se debe a la creciente expansión de su empleo en el intercambio digital y particularmente a su reconocimiento como tal por WordPress, una plataforma que acepta pagos en bitcoins en todo el mundo o LaCie, por citar dos ejemplos de empresas globales; a su uso por Wiki-leaks en 2011 tras el bloqueo de sus transferencias monetarias por parte de Visa, Mastercard y PayPal, al igual que sucedió con otros portales críticos como Internet Archive o Free Software Foundation. También hubo una fuerte apreciación del bitcoin cuando en noviembre de 2013 fue atraído por el Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado de los Estados Unidos con el objeto de analizar sus riesgos y ventajas.

Gráfica 2. Precio de mercado del Bitcoin en dólares

Fuente: BLOCKCHAIN.[8]

En la actualidad existen casi 12.5 millones de bitcoins en circulación, que equivalen a unos 7.5 mil millones de dólares (mmdd), aunque para fines de 2013 alcanzaron un valor global cercano a los 15 mmdd. La masa monetaria de bitcoins está diseñada para comportarse como una serie geométrica que cada cuatro años se acerca a los 21 millones de BTC, pero que nunca rebasa esta cantidad. Comparada esta masa de dinero digital con la que se mueve, por ejemplo, en el mercado mundial de divisas, aún es reducida, pues mientras el volumen diario de transacciones con bitcoins es aproximadamente de 2 millones de dólares, en el mercado mundial de divisas se negocian poco más de 4 bdd al día, es decir, el 0.00005% de dicho mercado.[9]

Además de que con los desarrollos de la tecnología de encriptamiento ha sido posible mantener altos rangos de seguridad en la transacciones con bitcoins que le han permitido expandirse en el comercio electrónico de manera explosiva, también esto se debe por la garantía de convertibilidad de los bitcoins en la moneda mundial, el dólar, o en cualesquiera de las monedas más relevantes a escala mundial, si bien los gobiernos se han cuidado de mantener los flujos de esta criptomoneda fuera del sistema bancario convencional y de las instituciones financieras oficiales con el objeto de no alterar ni debilitar el control del sistema monetario por los bancos centrales ni de facilitar el lavado de dinero, entre otros fenómenos, ya que Botcoin es dinero digital que no está controlado ni regulado por autoridad de gobierno alguna ni por una entidad económica o financiera centralizada, sino que el mecanismo regulador consiste en el conjunto de miembros que integran la red bitcoin.[10] Las operaciones son persona a persona (peer to peer), por lo que casi no existen mecanismos de intermediación de los cuales se tenga que cargar un costo adicional a las transacciones. En consecuencia, no existen alzas artificiales de precio de la moneda manipuladas por una institución y los cargos por su manejo son muy reducidos, comparados con el dinero fiduciario.

El uso completo de un bitcoin acaba con su función útil y por tanto, con su valor de cambio. Debido  que por cada intercambio existe una operación binaria criptografiada entre dos individuos que no se puede volver a reutilizar, el uso de un bitcoin es único y por tanto, no se opera mecanismo de rotación alguno, lo que exige la continua emisión de bloques para mantener la masa global de bitcoins en circulación. Esta ausencia de rotación en el bitcoin constituye una diferencia esencial con respecto al dinero fiduciario.

La ley que regula la masa de dinero en circulación nos indica que ésta se integra con la suma de los precios de las mercancías dividida entre el número de rotaciones de las monedas existentes. En el caso del bitcoin esta ley no se cumple al no existir la rotación. Su  ausencia exige la emisión de tantos bitcoins como valores de cambio mercantiles se lancen a la circulación, y como el número límite de bitcoins es de 21 millones, la masa de mercancías intercambiables tendrá como valor máximo de realización el valor de cada bitcoin –expresado en dólares, euros, oro, etc- multiplicado por estos 21 millones, en un tiempo dado. De ahí la constante necesidad de reposición de los bitcoins consumidos en cada transacción. En consecuencia, la celeridad o lentitud en la creación de los bloques, nos indicará la velocidad a la que actúa el intercambio de mercancías y servicios con base en esta criptomoneda.

Por otra parte, debido a que el tiempo consumido para la terminación de una compra o una transferencia suele tardar en la actualidad unos minutos en tanto las computadoras que componen la red bitcoin la analizan, validan y transfieren hasta su destino final, el proceso de conversión de la mercancía en dinero y de éste en mercancía no se produce en tiempo real, por lo que constituye uno de los problemas que en la actualidad interrumpen la circulación.

En lo que toca a la función del bitcoin como medio de pago, es decir, con la aparición de una gran variedad de circunstancias “que separan cronológicamente la venta de una mercancía de la realización de su precio”[11], como lo define Marx, en la actualidad aún no ha brotado esta función, en parte porque la circulación de mercancías y servicios con intermediación de esta moneda digital apenas es relativamente reciente, y en parte porque toda-vía no se ha desarrollado una infraestructura mundial de crédito por medios estrictamente digitales. Las transacciones que realizan mundialmente el sistema monetario y el conjunto del sistema financiero por medios binarios sirven de medio de transporte de las operaciones mercantiles y financieras del dinero fiduciario. Todavía falta que el criptodinero desarrolle sus propios medios materiales de operación, transporte y control a escala mundial para que la compra de mercancías tangibles e intangibles, así como de servicios dentro o fuera de Internet, pueda separar en el tiempo el acto de compra del momento en que sus valores de cambio regresen al vendedor bajo la forma de bitcoins, es decir, pueda afirmarse su función como promesa de pago a un tiempo determinado. Falta también un buen trecho para que en vez de servir al dinero fiduciario, el bitcoin, o cualesquiera de las criptomonedas que en el futuro inmediato se lleguen a afirmar, se sirva del dinero convencional para expandir su función como dinero mundial.

Por lo pronto, la ausencia del bitcoin como medio de pago constituye otra de sus grandes limitantes, máxime si tomamos en cuenta que gran parte del intercambio mundial se produce mediante el sistema crediticio.

26 de febrero de 2014


[1] Doctor en Economía por la Facultad de Economía de la UNAM con especialización en Economía Internacional y Economía Política de la Tecnología. Es profesor de la Carrera de Economía de la FES Aragón. Correo electrónico: melasa17@comunidad.unam.mx

[2] Bitcoins.com. 2014. Why use bitcoin. Cronología. [consultado el 05-02-2014]. http://www.bitcoins.com/why-use-bitcoin También se puede consultar Avatrade: http://www.avatrade.es/trading-info/range-of-markets/bitcoin

[3] “Se crea el primer intercambio con mercancías del mundo real, que da lugar al primer mercado btc el 21 de mayo de 2010” Ibid.

[4] Wikipedia. (2014) Licencia Creative Commons Atributtion. Modificado el 13 de febrero de 2014. [consultado el 14 de febrero de 2014] http://es.wikipedia.org/wiki/Bitcoin Un hash es una función computable mediante un algoritmo H: U       M,   x h(x) que tiene cadenas de elementos, convertidos en un rango finito de salida.

[5] BLOCKCHAIN. Gráficos. Dificultad. [consultado el 18/02/2014]. https://blockchain.info/es/charts/difficulty

[6] “Bitcoin verifica que las transacciones con la misma tecnología de encriptamiento que se emplea en aplicaciones militares y de gobierno”. Bcoiner.com. [consultado el 16-02-2014]. https://www.bcoiner.com/es/

[7] Para mayor detalle, se pueden consultar http://www.queesbitcoin.info/coacutemo-funciona-bitcoin.html , el portal de avatrade: http://www.avatrade.es/trading-info/range-of-markets/bitcoin o la sección “Mi monedero” de Blockchain: https://blockchain.info/es/wallet [consultados el 13/02/2014].

[8] BLOCKCHAIN. Gráficos. Precio de mercado (USD). 18/02/2014. https://blockchain.info/es/charts/market-price?timespan=all&dahttps://blockchain.info/es/charts/market-price?timespan=all&daysAverageString=1&scale=0&address=ysAverageString=1&scale=0&address=

[9] Bicoiner.com. Op. cit.

[10] Queesbitcoin.  “Al no haber ningún organismo detrás de esta moneda libre, son los propios usuarios (miles de ordenadores de todo el mundo) que se aseguran de efectuar el seguimiento, control y registro de las transacciones. Gracias a esto y un complejo sistema criptográfico es posible asegurarse de que nadie haga trampas y que la moneda sea segura ante ataques, intentos de falsificación o duplicación.” http://www.queesbitcoin.info/ [consultado el 15-02-214].

[11] Marx, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política. Tomo I, Ed. FCE. México, 1975, p. 92.

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11 de abril de 2014

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